martes, 30 de diciembre de 2014

Prohibido sentir ...


Prohibido sentir

-          ¡Oh, figura femenina! ¡Cuán gloriosa eres!

Hildegarda de Bingen creía que la sangre que mancha es la sangre de la guerra, no la sangre de la menstruación, y abiertamente invitaba a celebrar la felicidad de haber nacido mujer.

Y en sus obras de medicina y ciencias naturales, únicas en la Europa de su tiempo, se había atrevido a reivindicar el placer femenino en términos insólitos para su tempo y su iglesia. Con sabiduría sorprendente en una abadesa puritana, de muy estrictas costumbres, virgen entre las vírgenes, Hildegarda afirmo que el placer del amor que arde en la sangre es más sutil y profundo en la mujer que en el hombre:

-          En la mujer, es comparable al sol y a su dulzura, que delicadamente calienta la tierra y la hace fértil.

Un siglo antes de Hildegarda, el célebre medico persa llamado Avicena había incluido en su “Canon” una descripción más detallada del orgasmo femenino, a partir del momento en que los ojos de ella empiezan a enrojecer, su respiración se acelera y comienza y balbucear.
               
                Como el placer era un asunto masculino, las traducciones europeas de la obra de Avicena suprimieron la página.

Autor: Eduardo Galeano
Del libro: Espejos

Pág. 81

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