miércoles, 10 de febrero de 2016

Olimpie de Gouges ...

Olympia

            Son femeninos los símbolos de la revolución francesa, mujeres de mármol o bronce, poderosas tetas desnudas, gorros frigios, banderas al viento.
            Pero la revolución proclamo la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y cuando la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, marcho presa, el tribunal Revolucionario la sentencio y la guillotina le corto la cabeza.
            Al pie del cadalso, Olympia pregunto:
-         Si las Mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, ¿Por qué no podemos subir a las tribunas públicas?
            No podían. No podían hablar, no podían votar. La convención, el parlamento revolucionario, había clausurado todas las asociaciones políticas femeninas y había prohibido que las mujeres discutieran con los hombres en pie de igualdad.
            Las compañeras de lucha de Olympia de Gouges fueron encerradas en el manicomio. Y poco después de su ejecución, fue el turno de Manon Roland. Manon era la esposa del ministro del interior, pero ni eso la salvo. La condenaron por su “antinatural tendencia a la actividad política”. Ella había traicionado su naturaleza femenina, hecha para cuidar el hogar y parir hijos valientes, y había cometido la mortal insolencia de meter la nariz en los masculinos asuntos del estado.
            Y la guillotina volvió a caer.

Del libro: Espejos
De: Eduardo Galeano

Pag. 172

No hay comentarios: