viernes, 24 de enero de 2014

El Metelios ...


ESPEJOS
Los espejos están llenos de gente.
Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos, ¿se van?

El metelíos.

Estaban separados el cielo y la tierra, el bien y el mal, el nacimiento y la muerte. El día y la noche no se confundían y la mujer era mujer y el hombre, hombre.
Pero Exu, el bandido errante, se divertía, y se divierte todavía, armando prohibidos revoltijos.
Sus diabluras borran fronteras y juntan lo que los dioses habían separado. Por su obra y gracia, el sol se vuelve negro y la noche arde, y de los poros de los hombres brotan mujeres y las mujeres transpiran hombres. Quien muere nace, quien nace muere, y en todo lo creado o por crear se mezclan el revés y el derecho, hasta que ya no se sabe quién es el mandante ni quien el mandado, ni donde está el arriba, ni donde el abajo.
Más tarde que temprano, el orden divino restablece sus jerarquías y sus geografías, y pone cada cosa en su lugar y a cada cual en lo suyo, pero más temprano que tarde reaparece la locura.
Entonces los dioses lamentan que el mundo sea tan ingobernable.

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