ESPEJOS
Los espejos
están llenos de gente.
Los
invisibles nos ven.
Los
olvidados nos recuerdan.
Cuando nos
vemos, los vemos.
Cuando nos
vamos, ¿se van?
El metelíos.
Estaban
separados el cielo y la tierra, el bien y el mal, el nacimiento y la muerte. El
día y la noche no se confundían y la mujer era mujer y el hombre, hombre.
Pero Exu, el bandido errante, se divertía, y
se divierte todavía, armando prohibidos revoltijos.
Sus diabluras
borran fronteras y juntan lo que los dioses habían separado. Por su obra y
gracia, el sol se vuelve negro y la noche arde, y de los poros de los hombres
brotan mujeres y las mujeres transpiran hombres. Quien muere nace, quien nace
muere, y en todo lo creado o por crear se mezclan el revés y el derecho, hasta
que ya no se sabe quién es el mandante ni quien el mandado, ni donde está el
arriba, ni donde el abajo.
Más tarde
que temprano, el orden divino restablece sus jerarquías y sus geografías, y
pone cada cosa en su lugar y a cada cual en lo suyo, pero más temprano que
tarde reaparece la locura.
Entonces los dioses lamentan que el mundo sea
tan ingobernable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario