1900
El
profeta
Fue aquí, hace más de cuatro siglos.
Echado en la estera, boca arriba, el sacerdote-jaguar de Yucatán
escuchó el mensaje de los dioses. Ellos le hablaron a través del tejado,
montados a horcajadas sobre su casa, en un idioma que nadie más entendía.
Chilam Balam, el que era boca de los dioses, recordó lo que todavía no
había ocurrido y anunció lo que será:
-
Se levantarán el palo y la piedra para la pelea...Morderán a sus amos
los perros... Los de trono prestado han de echar lo que tragaron. Muy dulce,
muy sabroso fue lo que tragaron, pero lo vomitarán. Los usurpadores se irán a
los confines del agua... Ya no habrá devoradores de hombres... Al terminar la
codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del
mundo.
Del libro: Memorias del Fuego III
Pág. 228 - 229
De: Eduardo Galeano
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